Nos encontramos a tres meses para que se cumpla un año desde que Pedro Pablo Kuczynski asumiera la Presidencia de la República y más que estabilidad y consolidación del programa de gobierno de Peruanos Por el Kambio, se ha presentado un escenario que amerita no solo de los buenos profesionales que ha convocado PPK sino que también resulta importante el complemento funcional de la política como práctica institucionalizada.  

Los pasivos del gobierno de Ollanta Humala que asumiera PPK, han sido representados en dos: la recuperación económica del país y la lucha frontal y sostenida contra la inseguridad ciudadana. ¿A qué se debe que puedan haber surgido más problemáticas de las que eran previstas por el equipo de los PPKausas? ¿Inicialmente cómo las afrontaron? ¿Cuál es la alternativa a seguir? Fueron dos grandes fuerzas las que se enfrentaron en la segunda vuelta del año pasado: fujimorismo vs. antifujimorismo. Por extraño que parezca, fuerzas de diversas tiendas políticas se sumaron al apoyo de Kuczynski en la única consigna de que un Fujimori no vuelva- por ahora- al sillón de Pizarro. Este gesto político nos demostraba que el partido de PPK no gozaba con la suficiente capacidad de poder convocar a una suma de fuerzas de consenso que no solo le permita ganar la elección temporalmente, sino que puedan acompañarlo en una alianza desde el gobierno.

Fuerza Popular se presenta como aquella fuerza vigilante bajo un poder mayoritario en el Congreso y un respaldo de casi la mitad del país para poder ser voceros de lo que ellos harían o de lo que no estaría bien hacerlo. Entonces ante esta situación frontal y lejos de todo consenso, el gobierno ha intentado mínimamente hacer un esfuerzo de responder políticamente. Y más allá de necesitar un discurso, necesitamos que los PPKausas consoliden y muestren cohesionadamente un propio estilo de gobierno. Aquel estilo que pueda satisfacer a la mayoría de ciudadanos y que pueda aminorar las distancias que le presenta la maquinaria política de oposición, aquella maquinaria con la que PPK no cuenta para ayudarse en sostener su gobierno a nivel nacional.

La debilidad, hasta hora mostrada por este gobierno, radica en la debilidad institucional partidaria, aquella que los lleva a cometer errores de consenso y gobierno político. Esta alternativa tecnócrata resulta insuficiente cuando tienes al frente a fuerzas que te exigen, que casi siempre te atacan sin razones y vierten una crítica que no tiene tregua si quiera para poder enmendar alguna mínima falla que para ese entonces ya ha sido escandalosamente transgredida.

El gobierno debe asumir estrategias claras para que la alternativa tecnócrata pueda ser bien complementada por el manejo político, aquel aspecto político que permita construir consensos, que aleje todo vacío del cual se pueda generar una ruptura entre ciudadanía y gobierno. El gesto político que permita el andar equilibrado y sostenible de las políticas de gobierno.

Hoy PPK, a comparación de la segunda vuelta del año pasado, está solo y vulnerable a las críticas que tendrá que contrarrestar con respuestas inmediatas y anticipadas para que más allá de generarle una gobernabilidad inducida, demuestre que no representa la política del ANTI y puede superar las expectativas de aquellos que quieren verlo caer. Una ecuación posible: QUEHACER POLÍTICO + ALTERNATIVA TECNÓCRATA= GOBERNABILIDAD ESTRATÉGICA.