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La Informalidad: Válvula de escape ante la falta de trabajo seguro en la Economía Formal.

Hablando informalmente.

Publicado: 2015-04-29


Cada vez que se toca el tema del Empleo Informal en el Perú, se recurre a la “satanización” de los sectores que son catalogados como “informales”. Las cifras que se arrojan siempre han sido altas y no se ha hecho nada más por reducirlas gradualmente, solo nos hemos quedado en la discusión política sobre el tema del Sub empleo o Economía Informal en nuestro país.

Ser informal en el Perú, es dedicarse a ser un microempresario que invierte todo lo que tiene o se busca el capital necesario y tiene una incipiente empresa, que se podrá constituir magnamente solo si sobrevive al mercado. Quizá la “satanización” de la informalidad haya sido para ver a lo “informal” como consecuencia y causa de pobreza, pero no necesariamente es así.

En el fondo de la informalidad existe un sector en potencia de futuros empresarios exitosos y emprendedores. En efecto, un vendedor ambulante es un pequeño empresario con la habilidad y determinación suficiente para obtener sus ingresos sin ser asalariado, lo cual, en nuestro medio, es algo muy aplaudible. Existen muchos trabajadores informales que no cambian su oficio por un trabajo formal en una empresa, porque a pesar de ser informales, obtienen ingresos aceptables, tienen libertad para implementar sus ideas, generar sus propios capitales, etc.

Lo que muchos miran como algo negativo y el Estado, como el más grande problema en la economía nacional, no es más que un gran sector en pro de crear con el tiempo grandes empresas, oportunidades y empleos “formales”.

En este orden de ideas, en lugar de definir políticas públicas orientadas a incorporar estos emprendedores y microempresarios al mercado laboral de una manera intempestiva y no consultada, lo que se debe hacer es diseñar políticas públicas encaminadas a dar apoyo real y efectivo a estas personas que han sido privilegiadas con su capacidad y competencia para hacer negocios.

El peruano es muy emprendedor, creativo y de empuje, dadas las condiciones muta de características en el mercado económico y no siempre busca quedarse en un mismo hábitat, migra de acuerdo a las condiciones del mercado y a las posibilidades que él tiene para poder hacerlo.

Si bien es cierto en nuestro país tenemos a la gran mayoría de la PEA (Población Económicamente Activa) en el sector urbano, en el sector rural radica un tipo de empleo por apoyo familiar, al fin y al cabo es empleo pero distinto al de trabajar bajo un sueldo y con beneficios personales. El caso del sector urbano frente al rural radica en manejar otro tipo de herramientas para laborar y las condiciones que tienen para empezar a laborar o poder elegir un trabajo. Del campo a la ciudad es una diferencia abismal, es otro tipo de visión y misión en la que hay que proponerse trabajar con un verdadero compromiso por llevar a la mesa los hechos reales por lo que se ha venido viviendo y lo que se ha vivido en lo informal y lo formal.

Para una parte de la población, incursionar y ser parte de la informalidad aparecería como la primera opción, totalmente válida debido al proceso de diferenciación de ingresos que estarían obteniendo frente a los costos de oportunidad en el sector formal. A este supuesto se agregan dos posibles escenarios de la informalidad:

I. El de la economía de la pobreza, con la exclusión de una cada vez mayor cantidad de sector que no se incorporan al desarrollo global y optan por la informalidad para poder subsistir.

II. La aglomeración de pequeñas empresas dinámicas, en las que gracias a una determinada cantidad de capital social, pueden movilizarse los recursos mercantiles.

No es tener el propósito de erradicar sino de transformar y proponer de forma viable, condiciones que hagan más amplio el camino hacia lo que se llame formalidad. El Estado, integralmente todos los organismos e instituciones que forman parte de él, tienen que proponerse el trabajo de llevar a cabo un verdadero estudio de las condiciones informales y las formales, dar resultados objetivos y llegar a un consenso de los interesados. Es menester resaltar que el Estado tiene que tener una visión de la informalidad, de manera horizontal y no verticalizadora. El verticalizar el problema de la informalidad se estanca en un tema netamente político, para catalogar libremente a alguien como informal y marginarlo hacia un sector de inferioridad laboral, pero más no atacando el problema desde sus orígenes y umbrales en vía de formalidad.

Solo teniendo un estudio claro y crítico, se podrá dar pie y empezar a elaborar políticas públicas que brinden la oportunidad de beneficiarse a las personas sin distinción de estar en lo formal o lo informal, de estar dentro de lo legal o lo ilegal, porque nadie se propone tener un estilo de vida, porque nadie sino las condiciones son las que te muestran el camino por donde la vida se dilata y de donde cada quién decide abandonar o no, de acuerdo a lo tan bien o mal que se sienta viviendo en dichas condiciones.


Escrito por

Bryan Elesban Prada Pazo

Politólogo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos- Lima- Perú.


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